martes, 29 de marzo de 2016

No digas algo de lo que te puedas arrepentir

Es necesario aprender a decir las cosas en el momento justo. La palabra en tiempo propicio es muy buena, pero por lo general dejamos que actúen nuestros impulsos, sentimientos y emociones antes de la racionalidad; y no lo digo sólo cuando estás molest@ que te pones a decir una sarta de sandeces que a lo mejor no sientes (o por lo menos no las dices de la forma adecuada), me refiero también a decir cosas cuando estás content@, cosas que no debes decir y de las cuales te vas a arrepentir más adelante (tanto de las buenas como de las malas). 
Es normal querer vomitar todo lo que se te venga a la mente en una discusión, pero piensa en las consecuencias de más adelante. También es normal que en medio de un brote de amor y alegría prometas el cielo, la tierra y hasta hipotecar tu casa, cuando ni siquiera tienes casa, pero... Ya tú sabes lo que va a suceder. Entonces la invitación es a que pienses dos o más veces lo que vas a decir, que si estás molest@ cuentes hasta 10, si es necesario hasta 100, y si sigues, vuelve a empezar. Muchas palabras hieren más que un golpe y lo que hacen es acrecentar el problema. Oh! Y si pagas la rabia con alguien inocente es mucho peor! Cálmate, cógela suave, inhala, exhala, estás en tu lugar feliz, si es necesario apártate hasta que la rabia pase, contén tu lengua. No es que te tragues todo lo que sientes y piensas, sino que lo digas con una buena actitud, con la cabeza fría y en el momento indicado; a veces es mejor pecar por inocente, que pecar por imprudente. Canción del día: "Sabor a mí", by: Monsieur Periné. Feliz día.



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